Aunque forma parte del gigante textil más poderoso del mundo, Pull & Bear parece vivir siempre a la sombra de Zara, Stradivarius o Bershka. ¿A qué se debe este fenómeno? Lo analizamos desde dentro.
A simple vista, cualquier marca de Inditex tiene el respaldo de una maquinaria casi imbatible: un modelo logístico envidiado por la industria, escaparates privilegiados y una visibilidad que otras firmas solo pueden soñar. Sin embargo, cuando se observa el mapa global del grupo, hay una firma que avanza más despacio, suena menos en redes sociales y parece no despegar con la misma fuerza: Pull & Bear. ¿Por qué ocurre esto? ¿Tiene menos presupuesto? ¿Es una decisión estratégica? ¿Está fuera de sintonía con el consumidor actual? Hay más de una razón, y aquí las desgranamos.
Una identidad de marca que no termina de definirse
Uno de los mayores retos de Pull & Bear desde su creación en 1991 ha sido encontrar un lenguaje propio. Mientras Bershka se consolidó como la respuesta joven y más provocadora al estilo ZARA, y Stradivarius apostó por lo femenino y elegante, Pull & Bear ha oscilado entre lo juvenil, lo skater, lo alternativo e incluso lo tech. Ese vaivén ha confundido a los consumidores: ¿para quién es realmente Pull & Bear? ¿Qué edad tiene su cliente tipo? ¿Busca ropa cómoda, moderna, urbana… o todo a la vez?.
En la era en la que las marcas triunfan precisamente por tener una voz clara y diferenciada (como sucede con COS, Uniqlo o incluso Shein), Pull & Bear parece no tener una personalidad que conquiste o fidelice. Y cuando el branding falla, el marketing sufre.
Tiene muchas tiendas, pero poca notoriedad
Si nos fijamos en el número de establecimientos, la historia parece diferente: Pull & Bear cerró 2024 con 800 tiendas en todo el mundo (161 en España), más que Massimo Dutti (528), Oysho (396) o incluso Zara Home (391). De hecho, es la cuarta marca del grupo en número de tiendas, por detrás de Bershka (854), Stradivarius (835) y Zara (1.759).
Sin embargo, esa red de tiendas no se traduce en una mayor visibilidad. Sus locales rara vez están en ubicaciones privilegiadas, su escaparate no destaca, y el interiorismo tiende a lo plano. En ciudades clave como Madrid, París o Roma, Pull & Bear está, pero no se nota. Frente a otras firmas del grupo que cuidan cada detalle del impacto visual, esta marca parece no aspirar a seducir al primer vistazo.
Poco ruido en redes sociales y marketing digital
Otro de los puntos débiles es su escasa notoriedad online. En un ecosistema donde la moda se mueve en Instagram, TikTok y colaboraciones estratégicas, Pull & Bear no ha sabido crear campañas que lo mantengan en el radar. No protagoniza lanzamientos virales aunque SÍ trabaja con grandes colaboradores como Rosalía en su día o MISHOXSTWD actualmente, y su storytelling digital pasa casi desapercibido.
Bershka, por ejemplo, sabe «vender esa moto» mucho mejor. Stradivarius lanza colecciones cápsula que agotan en días. Zara crea campañas editoriales que se comentan incluso en revistas especializadas. ¿Y Pull & Bear? A veces da la sensación de que simplemente “cumple”.
El estilo básico ya no enamora
Su ropa funciona, es práctica y accesible, sí. Pero en un mercado saturado y ultraexigente, eso no es suficiente. Los consumidores jóvenes quieren prendas con mensaje, estética que conecte con su identidad y algo más que una camiseta blanca o una sudadera oversize. Pull & Bear parece que a veces sigue anclado en un estilo neutro, cómodo pero poco rompedor. Se queda en lo básico, y lo básico, cuando no es diferencial, simplemente no impacta.
En este contexto, marcas como Zara experimentan con diseño y cortes; Bershka apuesta por la tendencia del momento (coquette, Y2K, urban core), y Stradivarius encuentra el equilibrio entre moda y feminidad. Pull & Bear parece no estar en ninguna conversación relevante, ni liderar ningún movimiento de estilo. O de hecho, la sensación es que parece que NUNCA LE DEJAN DESPEGAR.
Los números acompañan, pero sin brillar
De todos modos, si nos fiamos solo de las cifras, Pull & Bear no va mal. De hecho, ha crecido ligeramente: de 791 tiendas en 2023 a 800 en 2024, un incremento que contrasta con los recortes de otras enseñas como Zara (que pasó de 1.811 a 1.759) o Oysho (de 439 a 396). Sin embargo, este crecimiento no implica un boom comercial, sino más bien una expansión contenida que busca sostener su presencia sin ambicionar liderazgos.
Los resultados de Inditex en su conjunto siguen siendo espectaculares, con más de 5.500 tiendas en todo el mundo. Pero Pull & Bear no es la locomotora. Es más bien el vagón que acompaña, que ayuda a diversificar, pero sin marcar tendencia ni generar titulares.
¿Es posible un relanzamiento?
Sí, y sería incluso necesario. Pull & Bear tiene historia, tiene tiendas, y tiene una base de clientes. Pero necesita renovarse. Hace falta una dirección creativa clara, una apuesta fuerte por redes sociales, un discurso más valiente. La marca tiene margen para posicionarse como la firma urbana consciente, como una voz propia dentro del mundo Inditex. Solo necesita decisión.
El potencial está ahí, pero Inditex aún no lo ha explotado
Pull & Bear no es un fracaso. Ni mucho menos. Es una marca rentable, presente y que cumple su función. Pero en un grupo que ha convertido cada enseña en una identidad potente, es inevitable sentir que Pull & Bear no ha encontrado aún su lugar en el podio. Quizá no se trata tanto de falta de talento como de falta de foco. Y en la moda, el foco lo es todo.
¿Será 2025 el año del despertar de Pull & Bear? Lo veremos. Pero si Inditex decide darle el impulso que merece, tiene todos los ingredientes para dejar de ser el “patito feo” y convertirse, por fin, en un cisne dentro del imperio textil más poderoso del mundo.