Si tienes miedo de que la batería de tu teléfono se agote por completo, quizás sufras de nomofobia.
Nomofobia: qué es la adicción al smartphone y una terapia de shock para acabar con ella
Tira la primera piedra si nunca has sentido un escalofrío de terror al ver tu smartphone al 2% sin tener un cargador o power bank contigo. Ahora no podemos dar un paso sin los smartphones, los usamos para trabajar, por supuesto, consultamos el correo electrónico, hacemos llamadas telefónicas, también podemos usarlos para estudiar (piensa en el aprendizaje en línea) pero sobre todo son una herramienta de entretenimiento, los usamos para consultar nuestras redes sociales, para mantenernos actualizados sobre las tendencias del día, para compartir fotos, momentos, pensamientos.
Y cuando el teléfono está a punto de quedarse sin batería o cuando nos damos cuenta de que lo hemos olvidado en casa o en el coche, el riesgo es que se desencadene la Nomofobia o No Mobile Phone Phobia, el terror a quedarse sin teléfono. Un término acuñado por investigadores británicos en 2008 para describir el terror (leve o menos leve) de no estar localizable, de no tener tu smartphone contigo.
Nomofobia: ¿somos todos adictos al teléfono?
Los smartphones también nos han quitado la necesidad de agudizar nuestro ingenio para resolver crucigramas bajo el paraguas: con un motor de búsqueda siempre a mano estamos ahí buscando definiciones y respuestas a lo que no sabemos. ¿Pero realmente podemos hablar de adicción? La palabra adicción nos hace pensar inmediatamente en la ingesta de algo en nuestro cuerpo, como drogas o alcohol, por ejemplo. Sin embargo, cuando hay una interacción con un objeto hablamos de uso problemático ya sean smartphones, videojuegos, compras compulsivas .
Sin embargo, el uso problemático puede convertirse en adicción. Y para darnos cuenta de ello basta con fijarse en síntomas como temblores, sudoración, taquicardia, mareos, ansiedad, preocupación excesiva. Si la imposibilidad de utilizar el teléfono inteligente nos provoca algunas de estas reacciones, si sentimos la falta de algo no sólo a nivel psicológico sino también físico, significa que en realidad nos enfrentamos a una adicción».
El miedo a quedar fuera
La nomofobia está indisolublemente ligada al FOMO, el miedo a quedar excluido. Y por eso, para limitar el riesgo, los más ‘precavidos’ llevan el cargador en el bolso, se aseguran de que siempre haya electricidad o de que sea posible activar un hotspot y toman todas las precauciones necesarias para estar conectados.
Una terapia de choque para quienes no pueden prescindir de su smartphone
Si te has reconocido en lo que te hemos contado, si sientes tu smartphone como una extensión de tu mano, ha llegado el momento de hacer un poco de desintoxicación. La mayoría de smartphones actuales tienen disponibles algunas funciones que sirven para controlar y utilizar el tiempo de uso y que nos indican cuántas horas pasamos en el teléfono. Podemos intentar ponernos algunas reglas, por ejemplo evitar dormir con el smartphone colocado en la mesilla de noche (un hábito poco saludable), dejarlo a un lado cuando estamos en la mesa, apagarlo si elegimos ver una película o una serie. Y si estos métodos no funcionan, también podemos probar la «terapia de choque»: activemos todas las notificaciones, reproduzcamos todos los sonidos posibles, mensajes, correos electrónicos, Whatsapp, Facebook, Instagram, TikTok, asegurémonos de que el teléfono suene continuamente. En cierto momento no podremos evitar sentirnos molestos por todos estos sonidos y esto nos llevará a borrar o silenciar todas aquellas apps y redes sociales que consideramos efectivamente inútiles y a reducir el uso que hacemos del smartphone.
